DEUDAS, LA OTRA PANDEMIA

Medio: El Milenio

Periodista: Liliana Padilla

Deudas, la otra pandemia

Historia José Luis Villalpando salió de su casa en Popotla con una máquina de soldar y sus 77 años a cuestas, subió al Metro, recorrió seis estaciones y llegó a una casa de empeño en Puente de Alvarado con la esperanza de llevarse unos mil 500 en el bolsillo para solventar algunos gastos inmediatos.

Soldador desde hace más 50 años, José tiene algunos trabajos todavía, pero sus ingresos bajaron 80 porciento. Le recomendaron ir al Monte de Piedad y empeñar una de las máquinas portátiles que no está utilizando. Pero la ilusión le duró muy poco. No se la aceptaron.

Decepcionado, piensa cómo hacer frente a los gastos que han superado los pocos trabajos que le han caído, lo mismo que a la ayuda del gobierno. “Preferiría que me dieran trabajo a unos cuantos pesos”, relata, mientras descansa en el suelo el peso de la máquina soldadora.

Lacrisis económica por la emergencia sanitaria que arrastra al menos seis semanas de falta de ingresos fijos también golpeó a la familia de Eugenia, quienes principalmente se dedican al comercio. Ya sienten los estragos de la falta de ventas. A dos de sus hijas, las que no trabajan en el negocio familiar, las descansaron sin salario.

Hace poco más de un año Eugenia empeñó su carro con la esperanza de vender la casa que fue de sus padres y con eso poder recuperarlo, pero no contaba con la crisis que vendría con el coronavirus. No solo dejaron de tener ingresos por su trabajo, la casa no se pudo vender y ahora tiene que pagar el último refrendo de su carro antes de que llegue el último día del mes y con ello la última oportunidad de recuperar su coche.

Acudió a la sucursal del Monte de Piedad en busca de alguna alternativa antes de perder su caTO. El refrendo adicional que les otorgaron como una de las medidas de apoyo de la institución es la única opción.

Las casas de empeño son un negocio esencial para la economía de millones de mexicanos, por eso, aunque cerraron una semana a inicios de abril, reabrieron para contribuir un poco a la creciente necesidad de liquidez de muchas familias.

Las joyas son lo más socorrido para obtener recursos. Así ha sido para casi medio millón de personas que han acudido al Monte de Piedad en busca de recursos desde el 18 de marzo, fecha en que todo comenzó.

Conrado Monroy, gerente regional del Monte de Piedad explicó a MILENIO que esa institución tomó diversas medidas en apoyo ala gente que, hoy más que nunca, requiere liquidez.

Virginia fue una de las beneficiarias del préstamo. Llevó algunas alhajas y esclavas al Monte. Regresó a su casa con un poco de dinero, que es un respiro para su familia, y una boleta que espera pagar en algunos meses.

Ante la falta de ingresos fijos, las familias dejan en prenda joyas y artículos de valor

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