Periodista: Susana González G.
Medio: Portal Vanguardia, La Jornada
Ciudad de México. Cada año alrededor de 13 millones de mexicanos recurren a las casas de empeño en busca de recursos porque no encuentran ningún otro apoyo financiero.
En conjunto, el sector otorga anualmente 42 mil millones de pesos, equivalente al 5 por ciento de los préstamos al consumo que hacen los bancos, revela una investigación inédita sobre dicho mercado realizada por Pablo Cotler Ávalos, director del departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana, y presentada este jueves por la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Prendarios (AMESPRE) y las principales instituciones que operan en el país.
A la fecha existen 10 mil 506 establecimientos que operan en el país, de los cuales 20 por ciento son informales. Se ubican en 993 municipios, es decir, menos de la mitad de los que existen en el país. Cotler mencionó que el número de sucursales por municipio oscila entre 4 y 12, por lo cual sólo en 8.3 por ciento existe saturación.
La investigación derriba varios mitos o prejuicios que han predominado contra el sector como el que a las casas de empeño sólo recurren personas de bajos recursos que trabajan en la economía informal, cuando también lo hacen quienes tienen un trabajo formal con prestaciones e incluso tienen cuentas de ahorro y tarjetas de crédito en los bancos.
Suele pensarse que las personas más proclives a usar un crédito prendario viven en zonas rurales, tienen bajo nivel de educación y edad, pero del total de usuarios que utilizan los préstamos prendarios un 42 por ciento tiene cuenta bancaria, 30 por ciento cuenta con tarjeta de crédito y 45 por ciento son trabajadores formales de acuerdo con datos del Inegi, lo que indica que el sector complementario o competencia del sistema bancario, detalló el investigador.
Otro mito es que las casas de empeño cobran tasas de interés muy elevadas respecto a las de los bancos pero son sectores distintos que no pueden ser equiparados entre sí porque tienen costos diferentes, indicó.
Ponderó que tasas de interés en el sector prendario son «simples» porque no se aplica el anatocismo como ocurre en la banca que cobra interés sobre interés más comisiones, en cambio en el empeño si el cliente no refrenda el préstamo se pierde.
Cotler Ávalos señaló las tasas de interés en las empresas o instituciones prendarias oscila entre 52 a 88 por ciento al año, similar al intervalo en el que se ubican las tasas de las tarjetas de crédito de los bancos de entre 38 y 97 por ciento al año.
Un crédito, dijo, es caro para quien que no tiene posibilidad de conseguirlo pero es más caro para quien no tiene nada. Ejemplificó que si un cliente bancario deja de pagar un crédito de mil 600 pesos, el banco multa de 2 mil 900 pesos, lo que implica intereses de más de 100 por ciento más cargas adicionales.
«Moraleja: si hay una emergencia lo peor es recurrir al banco para endeudarse porque tiene más sentido préstamo prendario. Un crédito es caro o barato con respecto de varios factores», indicó.
En el estudio se precisa que las tasas de interés en el sector oscilan entre 2.75 y hasta 10.5 por ciento en función de las prendas que se empeñan — las más socorrida son las joyas — y los plazos varían de un día a 5 meses, pero llega a tasa anual llega a los rangos superiores al 50 por ciento mencionados por el investigador.
Joel Rodríguez, director de la AMESPRE, destacó que a pesar de la importancia del préstamo prendario que ha estado presente en México desde hace más de 240 años, no existía ningún estudio al respecto y el doctor Cotler Ávalos se acercó a las instituciones para realizar la investigación que se llevó varios meses y que fue nutrida con información de las mismas.
Es un mercado que debe tomarse en cuenta porque ni siquiera se conoce en el mundo académico y aunque existe en países tan diversos, la mayoría no tienen «el alcance» que se registra en México.
El sector prendario diariamente otorga mil 100 préstamos en el país, cuyo monto promedio es de mil 600 pesos y esos recursos se integran diariamente a la economía del país, porque la gente empeña sus pertenencias para solventar una emergencia que puede ser desde necesitar dinero para comer y llevar al médico a los hijos hasta gastar para la fiesta de 15 años de la nieta, ejemplificó el investigador.
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